Eduardo Huelin Reissig inició sus actividades industriales azucareras en el territorio de Huelin, tras varias campañas en las que se presentaron inoportunas heladas y la reforma arancelaria coincidente con las mismas —además de la competencia exterior—, la industria disminuyó ingresos de manera alarmante. La situación sorprendió al industrial cuando ya había levantado en el llamado «barrio del Palodú» las quinientas viviendas que ocupan sus obreros y familiares. Estamos en 1870 y las casas, sin ser generosas de espacios interiores, sí disponen del mínimo imprescindible para que en ellas puedan habitar familias que, de otro modo, hubieran carecido de cobijo. Cada una de ellas dispone de sala, dormitorio, alcoba principal y cocina; así mismo, tienen reducido patio que algunas familias convierten con el tiempo en jardín, la mayoría en lavadero y las más prácticas en criadero de gallinas o cebadero de cerdos.
El poblado se organiza con todos los servicios imprescindibles para hacer más grata y fácil la vida de las familias obreras que las ocupan. Hay, además, capilla, escuela, dispensario médico, tiendas de comestibles, carnicería, panadería, barbería, estanco y el inevitable almacén de vinos a granel.
Cuando el poblado comienza a funcionar —es la primera experiencia de viviendas obreras que en Málaga se produce—, uno de los más conocidos, cualificados e influyentes periodistas de la época, Nicolás Muñoz Cerisola, escribe en los periódicos de entonces un largo alegato en favor del ya edificado proyecto de viviendas sociales del señor Huelin: «Por nuestra parte, creemos que el señor Huelin ha hecho con su barrio un bien inapreciable a la clase trabajadora de Málaga y que su conducta desinteresada merece los más espontáneos elogios y las mayores alabanzas». Con estas palabras y otras muchas que ocuparon una serie de artículos periodísticos en los que el citado escritor intentaba poner como modelo el barrio de Huelin se saludó en su momento el nacimiento del primer poblado obrerista de la ciudad. La conclusión era inequívoca:
«Resumiendo pues las ideas emitidas en los anteriores artículos diremos: Que hoy más que nunca es indispensable mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, que como primera y principal mejora deben establecerse los barrios obreros; que hoy creemos difícil que esto pueda realizarse por medio del poderoso elemento de las sociedades cooperativas; que este defecto pudiera remediarse por los capitalistas y fabricantes unidos en asociación, convirtiendo sus barrios, previas las mejoras indispensables, en barrios de propiedad de los obreros, tomando por modelo la sociedad de Mulhouse; que para llegar a este fin anhelado, tenemos grandes inconvenietes; que la generosidad de los llamados en Málaga barrios obreros carecen en absoluto de las condiciones generales y particulares que deben caracterizar a estas construcciones; y por último, que el único barrio que por sus cualidades puede aceptarse como conveniente a la salud y a los intereses de las clases trabajadoras es el Barrio de Huelin, superior por muchos conceptos como antes hemos dicho no sólo a los de Málaga, sino a los barrios extranjeros».
El desarrollo del barrio de Huelin a partir del primer decenio del presente siglo XX, según la experiencia de todos conocida, inarmónico y fuera de todo control urbanístico. Y lo fue precisamente a causa de que el territorio compartía suelo rústico y urbano y no estaban muy claros los límites de uno y otro. La industria invade la zona en progresivos aluviones, de manera que las casas que se van construyendo emergen en un paisaje que al verdor de la caña de azúcar y la ocasional blancura de sus sembrados algodoneros lucen chimeneas de numerosas instalaciones de fundición de hierro, molienda de harinas, labores textiles, producción de fertilizantes y fabricación de tabacos. Frecuentemente, y a merced de la dirección del viento, las ropas que se orean en los tendederos domésticos se impregnan del «colorao» del óxido rojo…
Para el decenio de los años veinte, y aunque la memoria de los Huelin fundadores ya está lejana, el barrio confirma su nombre al instalar el Ayuntamiento un rótulo en cerámica verde que explicita: Barrio Obrero de Huelin. En realidad, bastantes de sus antiguos vecinos lo llaman «Barrio de las Fatigas», en clara alusión al destino de muchos de sus moradores y las difíciles condiciones en que sus existencias se desarrollaron siempre.
Para dicha época el barrio se extendía desde la Estación de Andaluces hacia la carretera de Cádiz hasta el límite de los Portales de Gómez, y desde el palacio Bevan hacia el camino de la Misericordia por las calles Ayala y La Hoz.
De las industrias que se instalaron en el barrio a partir de 1915 destacó por su importancia la de Lapeira, verdadera notabilidad en el campo industrial y arquitectónico por las singularidades técnicas de sus procesos fabriles y la originalidad y categoría de su edificio, cuyo diseño, proyecto y obra estuvieron a cargo de Fernando Guerrero Strachan. Los Lapeira levantaron su fábrica en calle Góngora, pero sus fachadas laterales, a dos calles, recorrían las actuales Héroe Sostoa y Ayala, quedando entre los cuerpos principales del edificio una enorme nave, patio de operaciones, almacenes y oficinas.
En 1917, cuando los hermanos Lapeira Rodríguez, Nicolás y Adolfo, deciden separarse, el primero se dedicó al cultivo, comercialización y exportación de la pasa de Campanillas, y el segundo, con sus hijos Adolfo, Antonio y José Lapeira Meliveo, cuarta y quinta generación de los del mismo apellido en Málaga, deciden instalar la nueva fábrica en el sector indicado.
La fábrica de Lapeira se dedicaba a la elaboración de envases litografiados. Su nombre, Sociedad A. Lapeira Metalgraf Española, llega a suministrar envases a importantísimas marcas cuyos productos viajaban por todo el mundo. En la memoria de muchos vecinos de Huelin todavía debe estar presente el pavoroso incendio que se declaró en sus instalaciones en 1946 y que, iniciado en la sección de embalajes, la destruyó prácticamente entera y fue necesario levantarla de nuevo.
– Diario Sur
en el año 1943 mi hermano tuvo un percance con el vertido de las cenizasa de la fabrica del colora, me gustaría saber si una de las calles que daban a la entrada de la fábrica, se llamaba calle Tacón o Chacon
Yo sabia que algun barrio se llamaba como un famoso xd jajajaja como huelin HUELIN Huelin algun barrio se tiene que llamar como no se como por ejemplo blas infante.
ya que la web se llama «Malaga blanco y negro» y por tanto la fotografía es lo más importante, del mismo modo que indicas «fuente:diario sur» referido al texto ¿podrías indicar la fuente de las imágenes? de qué publicación la has sacado, si son de tu colección particular, etc…