La Alameda nació al retirarse las aguas del mar en el siglo XVIII y por los aportes de arena del Guadalmedina, dejando espacio suficiente para su trazado. En 1792 ya se habían construido mansiones a ambos lados de la Alameda, todos ellos edificios grandes que pertenecían a la clase mercantil que florecía por aquella época en Málaga y que instalaron en ellas sus viviendas, conviertiendo la zona en un lugar de privilegio.
Se llamó en sus comienzos Alameda de Wilson y posteriormente Salón Bilbao, Alameda de Alfonso XII, Alameda de Pablo Iglesias y Avenida del Generalísmo. En 1925 se abrió el paseo central al tráfico, convirtiéndose en una avenida moderna.