A la una de la tarde el cielo se volvió tan negro que parecía de noche y empezó a llover como jamás había llovido. Y tras la lluvia, llegó el granizo. El Guadalhorce y varios arroyos se desbordaron y una riada de agua, barro y cañas se apoderó de los polígonos y las zonas más pobladas. Así recuerdan la mayoría de los malagueños el que quizá sea uno de los capítulos más impactantes y dramáticos de la reciente historia de Málaga. Fallecieron ocho personas en las sucesivas inundaciones hasta el 8 de diciembre.
Inundaciones de 1989
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